bicado en el corazón de Yucatán, Maní es un Pueblo Mágico que guarda el alma viva de la cultura maya. Su nombre, que significa “Lugar donde todo pasó”, ya nos da una pista de la profunda historia que se respira en cada rincón de este sitio encantador.
Uno de los imperdibles es el Ex Convento de San Miguel Arcángel, una de las construcciones coloniales más antiguas del estado. Su historia está marcada por el encuentro (y choque) entre culturas, ya que fue construido con piedras de antiguos templos mayas. Hoy en día, su retablo dorado, su atrio inmenso y sus pinturas murales son testigos del mestizaje cultural.
Pero Maní también es sabor. Aquí se come rico y con historia. No te vayas sin probar la cochinita pibil, los papadzules, el relleno negro o los panuchos, todo preparado por cocineras tradicionales que conservan recetas con siglos de antigüedad. ¡Un destino foodie en toda regla!
Cerca de Maní: Zonas arqueológicas que no te puedes perder
Si te gusta la aventura y quieres conectar más con la cultura maya, Maní es el punto de partida perfecto para explorar algunas de las zonas arqueológicas menos conocidas pero igual de impresionantes:
- Uxmal (a 1 hora): Patrimonio de la Humanidad, con su espectacular Pirámide del Adivino, la Casa de las Palomas y la magia de la Ruta Puuc.
- Labná, Kabah y Sayil (entre 1 y 1.5 horas): parte de la Ruta Puuc, llenas de arcos ceremoniales, mascarones y paisajes selváticos.
- Mayapán (a 45 minutos): conocida como la “última gran capital maya”, con una pirámide principal que puedes escalar para tener una vista increíble.
Naturaleza, tradición y espiritualidad
Además, en Maní puedes caminar por senderos ecológicos, conocer milpas mayas, aprender sobre plantas medicinales o tomar un taller de herbolaria con sabias locales. Es un lugar que invita a conectar, a respirar profundo y a entender la vida desde otra perspectiva.
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